

La insignia del Instituto, en la cual aparece un azul intenso como símbolo de la profundidad que debemos alcanzar, tanto en el ser como en el saber,

iluminados en su interior por la permanente llama de la fe, compartiendo la corona de María, madre de Dios y de la Iglesia, como representación del triunfo prometido a los que luchan por semejarse a Cristo, Hijo de Dios, hacia quien dirigimos toda nuestra acción, pensamiento y amor.